jueves, 29 de mayo de 2014

Neruda anónimo

bammm



La habitación estaba silenciosa, solo se oía el silbido que producían las cortinas al ondear.  Se retorcían y caían, intentaban liberarse y se derrumbaban.
La oscuridad era contrarrestada por la luz blanquecina de la Luna. En esa penumbra una figura ocupaba el centro de la sala. Estaba inmóvil ante un pesado espejo, contemplando su reflejo sin expresión alguna en el rostro. Su cara, oculta entre sombras, impedía apreciar sus rasgos.

"Y ahí estaba yo. Intentando reconocerme en un reflejo que ya no sonreía".

Las sombras  se alargaban intentando atraparla, el viento rugía llevando por el aire cientos de papeles que volaban por la sala. Todo estaba sumido en un caos relajante.

"La sala me engullía. Se hacía dueña de mi. Mientras tu contemplabas mi castillo de cristal hacerse añicos y recomponerse en un segundo, alterando el orden de todo, convirtiendo una obra de ingeniería perfecta en un caos excitante y obseso".

Volvía el viento a calmarse cuando el reflejo se estremeció.

"La locura me abrasaba el pecho y me hacía irracional, tan animal como los buitres que sobrevolaban mi cabeza. Me recompuse de esa locura, pero tú y tus palabras os hicisteis un hueco bajo mis pupilas".

El reflejo se tambalea.

"Quiso el tiempo que  jamás pisaras mi tierra. Volviéndome más descarada y fuera de control volé por lugares insospechados, me hice colega de los buitres que esperaban ".

El suelo recibe con ansias las rodillas y abraza el cuerpo.

"Las alas de los buitres están arrancando las hojas de la libreta. Comed dulces carroñeros, la libertad no es para animales".

El reflejo ha desaparecido, la figura contempla el espejo un segundo más y se da la vuelta.